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Reseñas

No todo es historia, la literatura es HOY

Tras la clásica semana patrimonial, nos devolvemos a la resaca del ya lejano día del Libro y sus actividades regionales.

Por Catalina de los Ríos

La mirada de un creador sobre el territorio y la transformación que le otorga al convertirlo en símbolo a través de la literatura es irremediable. La consideración del contexto y la interacción del autor con los espacios es determinante en todo tipo de creación y lectura. Se puede llegar a conocer un lugar a través de una crónica, una novela o un libro de poesía, puesto que la escritura nace como marca de un territorio e identifica a quienes comparten el mismo espacio.

En el marco del mes del Libro, la biblioteca Santiago Severín invita a ser parte de una ruta literaria por Valparaíso. Inmediatamente imagino lo hermosa que puede llegar a ser, entendiéndola como una forma de posar la mirada en autores locales que quizá no han trascendido, pero forman parte de un patrimonio desconocido. Me figuro visitando estaciones programadas donde se leen fragmentos de alguna novela, poema o crónica escrita en la ciudad, seguido de una contextualización de la obra.

Llego al punto de encuentro a la hora indicada. Hay repoca gente. Somos puros ñoños. Los guías –poleras verdes se presentan. Apago mi cigarro. Enciendo la grabadora.

Caminamos seis cuadras en cincuenta minutos hablando de estatuas, edificios, muralismo, restoranes y todo lo que se pueda imaginar, menos literatura. Ya llegando a la plaza Aníbal Pinto, uno de los «polera verde» pone el acento en que «esta fue la zona donde confluyeron muchos hitos relacionados con la bohemia literaria, que sevivió en la época de los cincuenta y sesenta».

De inmediato brota, con protagonismo indiscutible, Pablo Neruda y quienes integraban, en el bar Alemán, el Club de la Bota: Sara Vial, Francisco Velasco, Camilo Mori y su esposa Maluja. Se refieren largamente a los ritos y condiciones que había en la comunidad, así como a los poemas y detalles alrededor de La Sebastiana. Se esbozan impresiones de la desaparecida librería Ivens y el café Riquet, también ubicados en el sector.

Continuando en dirección a plaza Echaurren, nos detenemos principalmente en arquitectura y ascensores inoperantes. Entrevuelan en los relatos nombres de laureados clásicos como Mistral, Huidobro, de Rokha, esto a propósito de la exIntendencia, ubicada en Sotomayor, y, como broche final, en la calle Serrano, una referencia a Ruben Darío y su libro Azul, realizado en la imprenta y litografía Excelsior.

Sin ánimos de cercenar, lo considero una ruta pobre para una buena idea que quedó en DICOM. Los artistas y anécdotas recuperados en la ruta ponen nuevamente en discusión un Valparaíso de oro y alta prestancia cuando, en realidad, no es un secreto que la ciudad, con el pasar de los años, ha ido recrudeciéndose por contextos sociales de todo alcance.

Asimismo, la actividad insiste en resaltar figuras que han sobresalido históricamente en desmedro de otras, que sufren una enorme falta de cobertura y reconocimiento. Es deber cuestionarnos sobre la pertinencia –y vigencia– de ciertos planteos, así como hacernos cargo con mayor compromiso de las materias y territorios hacia los cuales estamos dirigiendo la atención de nuestros interlocutores, con el fin de redireccionarlos hacia reales problemáticas e intereses del sector literario.

Volcar la mirada a lo mínimo, a lo menor, a lo que nadie atiende, para destruir de una vez la ficción que nos hemos contado a nosotrxs mismxs durante tanto tiempo. Y es que el territorio no es un espejismo delirante… ¿Qué tipos de escrituras y poéticas configuran rutas hoy? ¿Qué autores habríamos de poner en relieve? ¿Sigue siendo importante subrayar –y descansar en– los autores legitimados como hegemónicos o, finalmente, es momento de reconfigurar las perspectivas?.

Valpo no es dorado. Valpo está meado. Es violento, peligroso, triste. Mas en su precariedad y horror produce belleza. La gente que habita aquí continúa escribiendo poesía. ¿Qué clase de poemas hubiese escrito el premio Nobel en este Valpo? ¿Hubiese querido vivir aquí…? Deberíamos estar dispuestxs a comulgar con estas polémicas: la historia de la lectura y escritura es también una historia de poder.

¿En qué medida las lecturas que promocionamos generan verdaderos compromisos con el territorio? Es deber priorizar otro tipo de textos que nos enseñen a mirar y leer de forma crítica o, al menos, a equilibrar la balanza entre historia y actualidad. El rescate, publicación y difusión –con la consecuente lectura– de estos conocimientos pueden afianzar la relación de un lector con el propio territorio.

En tiempos en los que se han hecho visibles otro tipo de luchas y estamos reaprendiendo –lentamente– a nombrarnos e identificarnos como merecemos, las lecturas escogidas también serán las que ayuden a pensar de otra manera.

Una de las cosas que más me ha sorprendido es que, durante las dos horas veinte que duró la ruta literaria, escasamente escuché hablar de literatura, mucho menos de referencias a escritorxs influyentes que estén vivos. Sin ánimo cercenador, los  «poleras verde» deben continuar dedicándose a disertar sobre el busto de Lord Cochrane y el patrimonio arquitectónico y las distinciones de las palmas.

No es a ellos a quienes compete hablar de literatura: es responsabilidad nuestra habitar con muchísima mayor propiedad estos espacios. Rediseñarlos, atravesados por una carga ideológica que refiera a nuestras problemáticas.

La culpa no es de los guías, la culpa es nuestra. Y es mía, que fui –nuevamente– ambivalente y no me detuve ni cuestioné ninguno de estos asuntos con los que ahora pretendo prender fuego… En fin.

– Neruda + Elvira Hernández

– Lustre + Realidad

– Orgullo ciego + Dudar y replantearnos

No todo es historia, la literatura es hoy.

(*) Ilustración de Vladimir Morgado.

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