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Perfiles

Lukas: Nuestra bestia porteña

Reputado dibujante porteño, Lukas trabajó gran parte de su carrera en El Mercurio de Valparaíso, en donde publicó toda clase de chistes ilustrados. Uno, en particular, lo ha condenado a ser un fantasma.

Por Diego Armijo

Las hace de ambulante, ofreciendo por los bares sus dibujitos a tinta y lápiz, sus acuarelas, pero nadie parece valorar su gran aporte al patrimonio local. Cansado, se apoya en las escaleras barnizadas de pichí, junto a un edificio en ruinas: El Mercurio de Valparaíso. Este espectro, aún sin asumir su irrelevancia como ser vivo, dice llamarse Renzo Pecchenino (1934-1988), apodarse Lukas y ser el más fiel representante del dibujo de la ciudad. Siente, sí, sus orejas coloradas de tanto que lo han descuerado. Recuerda enterarse que en la novela La Provincia (Sudamericana, 2001) de Marcelo Mellado, este las carga contra él, culpándolo de la mistificación de la ciudad. Pues, dice aquel histérico narrador, «les ha dado por hacer pasar lo impresentablemente feo por pintoresco, como cuando los ricos se refieren así a la pobreza, eufemismos perversos».

Alguna llamita en su corazón muerto aún queda. Pues, continuando su recorrido, se topa con sus bestias estampadas en la plaza del ascensor Reina Victoria. Allí sus cabras, sus choros y sus gallos, todos a color y camuflados con todas las otras rayas en las paredes.

—Aún me valoran —se le logra oír.

El autor de Bestiario del Reyno de Chile (EUV, 1972) es, claro, valorado. Hay fundación y museo con su nombre. Sus libros se reeditan constantemente. Su imaginario es parte de cómo buena parte del territorio piensa Valparaíso. La caricatura de sí mismo es parte del patrimonio de las viñetas nacionales. Suma y suma.

Pero, pese a todo, Lukas, el fantasma, recorre Valparaíso sin poder abandonarla. Pues un solo dibujo lo mantiene en purgatorio. Un solo dibujo logra tirar en carretón, desde un cerro hacia el mar y sus profundidades, la notoria grandeza de este insigne hombre tira líneas.

*

Es el día 7 de noviembre del año 1974. Días antes la DINA ha torturado y asesinado a Lumi Videla, de 26 años, militante del MIR. Los agentes del Estado, para encubrir su crimen, idean un montaje. Para eso lanzan el cadáver de Videla al interior del patio de la Embajada de Italia, para inventar que ella fue asesinada en el interior de aquel lugar, a manos de sus compañeros asilados. Para secundar esta hipótesis El Mercurio publica una viñeta de Lukas.

Título: «Circo Internacional»

Dibujo: [Un cañón lanza un cuerpo al interior de un edificio]

Texto: «El fantástico número del proyectil humano disparado por sobre los muros de la embajada».

—Fue solo una broma. Ya no se puede dibujar nada —refunfuña el fantasma de Lukas.

*

El Mercurio de Valparaíso, buque insignia de la bestialidad editorial, como conmemoración a los treinta años del merecido fallecimiento de uno de sus insignes militantes publica en 2018 el libro Lukas en El Mercurio de Valparaíso. Allí repasa la relación del dibujante con el pastiche. También, se reproducen viñetas ordenadas por tema. En la sección titulada «EL GOBIERNO MILITAR» —una cosa distinta, un matiz, no era posible de esperar— nos introducen las viñetas con el siguiente texto:

«Aunque era un reconocido defensor del gobierno militar y estando en un régimen poco dado a la crítica, Lukas, fiel a su estilo, no renunció a reírse de aquellas cosas que trastornaron la vida de los chilenos desde el 11 de septiembre de 1973 (…) siguió siendo un férreo opositor al marxismo».

Los editores han debido seleccionar las viñetas menos crueles. Hay que subrayar esto, pues si limpiamos un poco, solo un poco el polvo que cubre el archivo abandonado de El Mercurio de Valparaíso, aparecen horrores. Por supuesto, no han incluido la viñeta «Circo Internacional». No han hecho ni el intento de buscar un contexto para la bestialidad de este ingenuo dibujante. Pues, bien, tampoco hay contexto que justificar. El Mercurio debe pedir disculpas. Pero ya como el monstruo agonizante que es, nada se puede esperar de ahí.

Volviendo a la sección sobre la Dictadura, vemos carcajadas crueles sobre la contingencia política.

Detenidos políticos:

Título: «Método»

Dibujo: [Dos militares le colocan una peluca y bigote postizos a un hombre]

Texto: «—¡Póngase esto!

—No… no es el que andamos buscando.»

Exiliados:

Título: «Refugio»

Dibujo: [En la puerta de un bar el mesero habla con una señora]

Texto: «—Sí… aquí está su marido, pero acaba de pedir asilo…»

Justificaciones ingenuas al nuevo «régimen»:

Título: «Indiscutible».

Dibujo: [Una conversación entre un lustrabotas y su cliente]

Texto:

«—¡Qué me dice! ¡Cada gobierno tiene su terremoto!

—Sí… Éste es el reconocimiento definitivo de la Junta.»

*

Lukas, luego del golpe, se amarra el cinturón y empieza una dieta de su política sediciosa. Vive a gusto en una dictadura. Antes —me han comentado, pero no he podido hallar el archivo fílmico— en su programa en el canal UCV, realizaba llamados explícitos de un golpe de Estado. Para Gonzalo Serrano, historiador de la Universidad Adolfo Ibáñez, condenó lo que él llama «excesos» de la Unidad Popular; y, aun siendo de derecha, Lukas continuó realizando una crítica sutil a las medidas del «gobierno militar». Ya, con los ejemplos anteriores, podemos comprobar que no hay crítica, tampoco sutileza para mofarse del adversario político.

*

Cansado de tanto caminar, Lukas ha dejado tirado su maletín con sus dibujos de aquellos edificios que tanto adoró —no así su gente porteña—, hoy tan a capa caída. Quisiera elevarse y poder tocar un arpa, pero sabe, su destino es hacia abajo, allá en lo hondo del mar, junto a los barcos encallados y los cadáveres de detenidos desaparecidos. Lukas, al menos, no logrará descanso eterno, ni en tierra ni en mar.

(*) Ilustración de Vladimir Morgado.

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