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Reportajes

«Meterle cuerpo, meterle escritura»: Bitácora del Taller de Fotolibros 2023

El día 21 de abril del año 2023 comenzó la tercera versión del Taller de Fotolibros organizado por Karina Aliaga (fotógrafa), Cristóbal Gaete (escritor) y Raúl Goycoolea (fotógrafo) en el Centro de Extensión del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Valparaíso. Una instancia que se proclama como un espacio de experimentación de los cruces entre literatura y fotografía.

Por Lourdes Díaz Rosales

21 de abril del año 2023 comienza esta bitácora personal y colectiva de un grupo de treinta personas divididas en dos secciones desde las 15:00 hasta las 18.00 horas. ¿El motivo? Comienza la tercera edición del Taller de Fotolibros. Una instancia donde sumergirse y ponerle cuerpo al dispositivo cámara y al puño con el lápiz y el teclado, se volvieron trascendentales para los siguientes seis meses. Con el fin de construir diferentes estilos literarios como el diario de vida, la crónica, el archivo delirante, el perfil y el cuento, sucede una serie de momentos para encontrarse y conocer a un grupo que parecíamos completamente desconocides, pero, llegamos hasta un poco más allá de lo imaginado.

«Sobre la experiencia del taller la palabra desafiante es con la que resueno, porque, en mi caso, que yo no vengo de estudios desde el arte, mi profesión es ser psicóloga, sólo había incursionado en la fotografía, en la pintura, nunca había incursionado en la escritura creativa, sólo desde la investigación. A mí me gusta tomar fotos, pero, interpelaba a tener que mirar distinto y por tanto también escribir distinto».

Bárbara eugenia, autora de hiedras y bruma.

El 26 de mayo registré lo siguiente:«La palabra puede invadir la imagen fotográfica». Y tal como menciona Bárbara, los desafíos empezaron a hacerse más latentes. La búsqueda de lo no evidente, «meterle cuerpo» como en numerosas ocasiones Raúl enfatizó durante el taller. Hacernos cargo de esta solicitud suponía diversas complejidades y deseos de querer obtener en simultáneo las palabras y la imagen, encontrar un estilo y partir con la propia representación.

Muchas veces me preguntaba ¿cómo lo hago?, ¿cómo encuentro un estilo?, ¿qué quiero decir? Creo que la mayor parte del tiempo fueron más preguntas y poco a poco fui encontrando respuestas, me tomó tiempo y me frustré en reiteradas ocasiones, pero nada que no pudiera desahogar terminada la clase conversando con Tomás y, en otras ocasiones, escuchando música por la calle Condell. Hasta que comencé a encontrarme con lo que me interesaba, una colección de basura pasadas las 18.00 horas. Empecé a adentrarme con diferentes estímulos de la ciudad y en el cotidiano se hicieron más presentes y con lo que logré consolidar la propia representación y lo que quería decir, un inventario del despojo, de lo lanzado a la calle o lo que no calló a la basura, en mi fotolibro Inventario.

En junio pasamos por la crónica,una diversidad de temáticas estuvieron presentes en la sala subterránea que aguardaba el frío del invierno y la calidez de las imágenes y las letras nos permitió reflexionar el contenido que atravesaba: migración, sitios e historias de la región de Valparaíso, fútbol, infancia y la intimidad de contar la historia de un otro.

«Son los archivos perdidos de alguien que ha querido dejar huellas de su mundo, y de cómo este mundo está gobernado por el cambio constante y el devenir. El trasfondo de mi proyecto es como la noción de ‘mundo sublunar’ (proveniente de un lejano pensador griego) sirve para entender que vivimos en un mundo donde nada permanece quieto, todo deviene y cambia históricamente. La importancia de esto es que la fotografía es una herramienta que nos permite dejar huella de este cambio constante propio de nuestro mundo».

tomás soto vargas, autor de archivos del mundo sublunar.

«La importancia del procedimiento» anoté el 07 de julio del año 2023. Comenzamos a explorar el archivo delirante, un cruce de formatos donde el archivo, los documentos y las letras se transformaron en un proceso de laboratorio de nuestras mentes y la materialidad que teníamos por compartir, sorprendiéndonos con la reconstrucción y la mescolanza de la actualidad con el pasado.  

Vichi Paz realizó el fotolibro Sueño con luces naranja. «Mi publicación habla de la historia de la Iglesia de San Francisco de Barón, es un relato que yo podría decir que es multivocal, en el fondo, es un rescate de voces de los habitantes del cerro Barón y las personas que habitan alrededor de esta iglesia y cómo la historia de la iglesia está atravesada por la historia del pueblo y de estas mismas personas que están por ahí rondando hoy. Tiene una parte también en la que mezcla un poco unos relatos que son cuentos de voces de personas que también están en alrededor o cerca. Habitantes imaginarios, pero también realistas. Todo esto está siempre siendo rodeado o acechado por el fuego, la historia del fuego en la ciudad es importante.

»Esta ciudad se desarrolla desde su nombre, que es Alimapu, dicen que es tierra encendida o tierra de fuego, por el color de la tierra al atardecer, eso yo sabía, no sé si será eso porque ¿viste que la tierra de Valpo es rojiza? Entonces, al atardecer, cuando obviamente no había nada de todo lo que hay ahora, de toda la ciudad que hay ahora y solo eran matorrales y tierra, al atardecer, el sol como se pone en naranjo hacía que la tierra roja, que es bien arcillosa la tierra de acá de Valpo, entonces hacía que la tierra roja se pusiera más roja. Entonces, parecía como si estuviera en llamas, pero en verdad era un efecto de la luz. Bueno, quizás ya me fui en otra rama…. Es una historia porteña, es una historia territorial, una voz que ha estado apagada durante mucho tiempo, la iglesia ha sufrido tres incendios y el último fue hace casi diez años. El año pasado se cumplieron diez años del último incendio y ahora recién la están abriendo. Es un intento de rescatar la historia de Valpo.

vichi paz, autora de sueño con luces naranja.

Cerro Press es clave para llevar a cabo el trabajo de diseño e impresión a través de la técnica de risografía en el Taller de Fotolibros. La riso es una técnica japonesa que se asemeja a la serigrafía, su textura es una experiencia visual y profunda al tacto. Karina y su compañero y diseñador Javier Olguín Braüchi, se encargaron de adentrarnos en las publicaciones y en este cuidadoso formato de impresión.

El fotolibro de Pilar Guajardo es Yo no soy ese fuego. «Estuve mucho tiempo investigando el fuego, leyendo sobre el fuego, trabajando con el fuego, porque sentía que me estaba quemando, algo así ¿cachay? Y bueno, la publicación se llama Yo no soy ese fuego porque yo ya no me estoy quemando, porque ya esas emociones tan intensas que sentí en un punto, ya no me representan, pero necesitaba darle un cierre a esa investigación que hice durante tanto tiempo».

Fechas claves fueron registradas en esta bitácora, un cierre que venía de la mano con: ¿Qué quiero que se imprima? ¿Qué publicaré?Todas estas dudas trajeron consigo una decisión conjunta con el grupo, donde ambas secciones pudieron conocer los trabajos y como muchas veces mencionó Cristóbal «votaremos democráticamente» por ese proyecto que removió las entrañas de sus autores(as).

Como comprueba la experiencia, varias de estas publicaciones en ediciones limitadas encontrarán posteriores formatos de edición.

Alessandra Cristina publica el fotolibro Agua Salada.«Es un proyecto sobre mar y muerte, en una zona geográfica donde se muere mucha gente intentando llegar a Europa. Siempre me llamó mucho esa doble escencia de la mar; de mágico pasa al extremo que la gente puede perder la vida, donde la muerte en el mar también es super violenta. Entonces, lo que hice fue agarrar una crónica y mi archivo delirante, y de ahí agarré la cámara y me metí bajo el agua».

Katherine Saint-Jean realizó el fotolibro Esto no es un cuento, uno de los más novedosos.  «Mi publicación es un cuento basado en una familia real. Se mezclan recuerdos de cosas que escuché de niña y que también vi, es una especie de cuento de terror, me sorprende porque no me lo propuse, simplemente se fue dando así, la noche en que lo terminé realmente sentí miedo, estaba muy metida en el cuento, y espero que provoque algo similar en quienes lo lean.

»Por otro lado, las fotografías fueron creadas con IA, en un momento lo medité ya que hay un auge considerable de creaciones con IA, pero pensé que nunca me ha importado hacer algo novedoso, para qué perder el tiempo en eso, lo importante es que despierte algo, así que me dejé llevar por esto que me mueve, ya que la tecnología siempre me ha interesado, es decir la relación tecnología-humano. Me llama la atención la manera en cómo nos incomodamos cuando deja de ser la zona de confort en la que todos nos refugiamos.

Katherine saint-jean, autora de esto no es un cuento.

08 de septiembre, antes de llegar al final de este proceso sostenido por diálogos internos, charlas compartidas, imágenes, letras, fotolibros, risas, despedidas y encuentros en casa de Ale. Construimos el colofón, lo que queríamos decir de nosotres en esas no más de seis líneas de texto y lo que podría resumir (nos) en ese trabajo que se expone entre 16 y 32 páginas.

Laura Quiroz Ojeda Ledesma llevó a cabo el fotolibro La ciudad de las depresiones.«Nunca había desarrollado esa veta de la escritura. Eso primero. Luego siento que el taller en sí, también lo hicimos nosotros. Yo creo que aprendí muchísimo en la colectividad y también tuve que estar en un lugar en que tal vez en la cotidianidad no hubiese accedido, estar con gente mucho más joven que yo, con otra mirada, de hecho, yo siento con mucho manejo en lo visual. Con una cultura de la imagen y claro, muchas miradas, muchas…Yo siento que también muy creativo. Ahí también me obligó un poco a salirme de mi zona de confort».

26 de enero de 2024 oficialmente se cierra esta bitácora de imágenes y palabras. Si fuese una fotografía, escribiría al otro lado: Gracias por compartir sus relatos y reflexiones. Son una cartografía sobre vivencias, archivos, historias, biografías y palabras donde siempre quiero tener la certeza de que estuve aquí, preguntándome: ¿Cómo las imágenes se comunican unas con otras?, ¿cómo reconfiguramos el sentido? No sé si alcance a terminar de responderme estas preguntas, pero, la certeza es que el Taller de Fotolibros es un espacio para curiosear y agudizar con los sentidos nuevos lenguajes y expresiones de la intimidad y la historia de un lugar, este lugar.

Sigue sus redes en: @Tallerdefotolibros – @Cerropress

Proyecto difundido y acogido por: @centexculturas

(*) Imágenes cedidas por Taller de Fotolibros.

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