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Fragmentos

Una poética por otros medios

Enrique Winter

Bisturí 10

60 páginas

SOBRE EL AUTOR

Un año intenso es el que ha tenido el poeta, editor, traductor y profesor (de escritura) Enrique Winter. Una poética por otros medios es su tercer libro de la temporada y uno bastante especial, ya que es un ensayo sobre la poesía escrito en verso, que incluso ocupa los títulos como puentes de continuidad. 

*

EN PRIMERÍSIMO LUGAR, LA CULPA

es de la era, la medial encoge

la visibilidad de los poemas

por el exceso inabarcable de

información. Hay mucha producción,

pocos lectores (salvo cuando hay audios,

¡vivan los nuevos medios!) y no puede

estar al día en libros electrónicos

y físicos ni el más especialista

de entre los académicos poetas,

tan dados a leer por gusto a sus

compañeras. Unido a eso, la

industria editorial y los mundillos

de los autores refinaron tanto

el más feroz capitalismo que,

*

TAL COMO ANTES SE COMPRABA QUESO

simplemente y ahora ya cualquiera

distingue el mantecoso del azul,

cada corriente de entre las poéticas

(en el mejor caso posible) o grupo

de amigos (en el peor) se junta en torno

a una editorial independiente

que controla un concurso y organiza

un solo evento público en las redes,

con presencia en un medio noticioso,

sin exponerse más a lo distinto.

No es necesario: quien sonetos quiera,

los obtendrá de quien los va ofreciendo

sin que el lector ni menos el autor

pasen por el mal rato de un litigio

*

EN TORNO A SU ATINGENCIA. NOS SUCEDE

lo mismo con quien hace experimentos

sonoros, ruidos. A esta inevitable

eficiencia que trae el capital

me opongo, como un integrante más

del espacio poético. Con nuestra

poética por otros medios, moros

y cristianos se bañan en el mismo

río revuelto. Nadie me convence

que el lateral derecho del equipo

de fútbol nacional y masculino

es rápido si veo en el estadio

o en la televisión cuán lento es.

Es la ausencia de prensa, de debate

y, sobre todo, de lectura atenta

*

LA QUE NOS DEJA A ALGUNOS VENDER HUMO

sin que haya cómo contrastarnos. Llamo

a apuntar donde los poemas hacen

agua, a meter el dedo para que,

tras mojarnos, el agua nos reagrupe.

Un dedo cariñoso, sin embargo,

y no al poeta, sino a los poemas,

porque después de la falacia ad hominem

de los ataques personales, cabe

cuestionarse el mismísimo lugar

del autor cuando el desarrollo de

la inteligencia artificial permite

al robot aprender en línea sobre

toda experiencia ajena y propia. Si

se estrella un auto de esos que andan solos,

*

LOS DEMÁS AUTOS QUE ANDAN SOLOS DEJAN

de estrellarse en las mismas circunstancias.

Estos aprendizajes colectivos

e independientes de otro rol jerárquico

son utopías de interés, robots

que matan al autor ya no por darle

vida al lector, como propuso Barthes,

sino porque el lenguaje opera autónomo

tanto de autoras como de lectores.

Un horizonte utópico en nosotras,

pero existente ahora en los robots.

Otro ejemplo es el Flarf, que componía

versos con resultados arrojados

por Google para búsquedas tipeadas

por estadounidenses divertidos.

Retrato de Kika Francisca González.

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